Buscando a Federico
Este verano, la familia Reboldeo se fue de
vacaciones a Punta Cana. Federico era el más chico de todos. Era travieso y
gracioso. Tenía ojos celestes y pelo rubio. Tenía ocho años. Cada día que
pasaba se aburría más en la playa que el día anterior porque sus hermanos Martín,
Delfina y Nicole no le prestaban atención. Con sus papás Sebastián y Fabiana no
quería jugar.
El viaje se estaba terminando, ya
quedaban tres días. Uno de esos todos como los demás fueron a la playa. Ya eran
las tres de la tarde y no habían almorzado. Federico agarró plata y fue al bar
a comprar algo para comer. Se llevó las papas y vio que había un partido de fútbol
a tres cuadras, entonces fue a verlo. Los papás empezaron a preocuparse y
cuanto más pasaba el tiempo más se desesperaban. Hacia horas que no volvía.
Llamaron a la policía. Mientras tanto Federico quería volver y no sabia cuál
era el camino, entonces pidió ayuda a un jugador.
Al rato Federico llego alzado de un
jugador y rodeado de turistas aplaudiendo. La familia lo vio y se pusieron muy
contentos. Delfina y el jugador se miraron enamorados, empezaron a salir y
Federico quedó en penitencia.
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